26.7.09

Dice Burroughs,

en Gato encerrado, que:

El gato no ofrece ningún servicio. El gato se ofrece a sí mismo. Por supuesto busca cariño y protección. El amor no se compra a cambio de nada. Como todas las criaturas puras, los gatos son prácticos. Para entender una antigua pregunta, tráetela al presente. Mi encuentro con Ruski y mi transformación en hombre gato reconstruye la relación entre los primeros gatos domésticos y sus protectores humanos.

22.4.09

Naturalista

Por ejemplo, yo supongo que la mayoría de nosotros aquí somos naturalistas, ya que hemos sido criados en un mundo naturalista. Sin embargo, esto no impide a las personas que se establecen en un mundo naturalista consultar su horóscopo, es decir, hacer una inferencia analógica, y tampoco les impide detenerse a hablar con su gato (si es el caso).


Philippe Descola, en A propos de par-delà nature et culture. La (mala) traducción es mía.

3.3.09

Fama

Sirva este blog para lanzar al estrellato a mi querido gato pachón. Fama el gato se especializa en cazar moscas y picarle los pies a sus dueños.

1.3.09

Deshumanización

Dice Monsiváis, en su columna de hoy, que:

Se puede insistir, de acuerdo a la normatividad, en las infracciones cometidas por Cervantes Hernández y la inconveniencia de tantos perros y gatos en un espacio reducido. Pero no se utilizó lo debido, un procedimiento administrativo, y lo que se hizo es de un salvajismo tal que nulifica las sórdidas explicaciones del edil perredista y explica perfectamente la jactancia de estas autoridades incapaces de entender los significados de la crueldad y las consecuencias de ese trato dirigido contra seres vivos. Esto aquí es lo principal. Lo que narra Urdapilleta es una escena intolerable en varios sentidos, y trasciende el “sentimentalismo” atribuido a los amantes de los perros y gatos. En efecto, y esta es mi convicción, los animales tienen derechos y negar que sufren y reírse de este sufrimiento es, como se le quiera ver, otra prueba de la deshumanización. El ser humano no puede ni debe celebrar el dolor infligido a seres vivos, ni tiene sentido negar que tal insensibilidad se traslada luego y con fuerza a la furia contra seres humanos.

En México, uno de los países en donde las corridas de toros se elevan al rango de “arte taurino”, en cabal y feliz ignorancia de lo que significan los preparativos de las corridas y la falsa “igualdad de oportunidades” para el toro y el torero, se ha visto recientemente el aplauso dedicado a un niño que a los 11 años ya incursiona en esa matanza “artística”. Se ha protestado, y con toda justicia, contra el trato de los animales en los circos, y los dueños han emitido declaraciones en las que la hipocresía anda en el trapecio. Esto para no hablar de las condiciones de los rastros ni del trato infligido por los encargados de los antirrábicos a los animales callejeros. Se alaba e incluso se califica de “conveniente” la crueldad; no importa, está bien porque se aplica a seres irracionales, y en época de crisis a quién le importa lo que le suceda a todo aquello que pertenece al rumor de lo “inhumano”.

Por eso, no obstante las movilizaciones de los defensores de los derechos de los animales, lo casi seguro es la inexistencia noticiosa de este acto aberrante en Jaltenco, con todo y el desvarío explicativo del alcalde perredista. Pero cada vez se aclara más un hecho: la crueldad contra seres vivos es parte del proceso educativo en la deshumanización.

Texto completo, aquí.

23.2.09

Patrones culturales y fronteras culturales

Los ilongotes del norte de Luzón, Filipinas, también tienen perros, pero se perdería mucho en la traducción si simplemente decimos que el nombre ilongote para un perro es atu y nada más. La mayor parte de lo que supondríamos sobre las relaciones humano-perro sería malinterpretado. Por ejemplo, los ilongotes consideran importante aclarar que, a diferencia de algunos de sus vecinos, ellos no se comen a los perros. El simple pensamiento les desagrada. Los perros ilongotes se usan en la caza y son escuálidos, pero fuertes; impropio de otros animales domésticos (excepto los cerdos), a los perros se les da comida preparada, por lo general patatas dulces y verduras. Los ilongotes consideran a los perros como animales útiles, no como mascotas. En un accidente de caza, por ejemplo, un hombre acuchilló la cabeza de su perro. Regresó a casa llorando de ira y frustración; estaba enojado por la dificultad de reemplazar a su perro, no porque le tuviera cariño. Sin embargo, en otra ocasión un lechoncito enfermo hizo que su dueño llorara, lo arrullara, lo mimara y le hablara con ternura. A este respecto, nuestra noción de mascotas se aplica mejor a las relaciones de los ilongotes con sus lechoncitos, no con los perros. No obstante, el término bilek se aplica no sólo a las mascotas (lechoncitos, no cachorritos), sino también a las plantas de la casa y a los juguetes de los niños (Rosaldo, 1989: 36).