23.2.09

Patrones culturales y fronteras culturales

Los ilongotes del norte de Luzón, Filipinas, también tienen perros, pero se perdería mucho en la traducción si simplemente decimos que el nombre ilongote para un perro es atu y nada más. La mayor parte de lo que supondríamos sobre las relaciones humano-perro sería malinterpretado. Por ejemplo, los ilongotes consideran importante aclarar que, a diferencia de algunos de sus vecinos, ellos no se comen a los perros. El simple pensamiento les desagrada. Los perros ilongotes se usan en la caza y son escuálidos, pero fuertes; impropio de otros animales domésticos (excepto los cerdos), a los perros se les da comida preparada, por lo general patatas dulces y verduras. Los ilongotes consideran a los perros como animales útiles, no como mascotas. En un accidente de caza, por ejemplo, un hombre acuchilló la cabeza de su perro. Regresó a casa llorando de ira y frustración; estaba enojado por la dificultad de reemplazar a su perro, no porque le tuviera cariño. Sin embargo, en otra ocasión un lechoncito enfermo hizo que su dueño llorara, lo arrullara, lo mimara y le hablara con ternura. A este respecto, nuestra noción de mascotas se aplica mejor a las relaciones de los ilongotes con sus lechoncitos, no con los perros. No obstante, el término bilek se aplica no sólo a las mascotas (lechoncitos, no cachorritos), sino también a las plantas de la casa y a los juguetes de los niños (Rosaldo, 1989: 36).

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